Es hora de mordisquear la luna
-Es hora de mordisquear la luna. -Ah, fuiste tú! -exclamó Mariana, alzando una ceja con incredulidad mientras observaba a su amigo Javier con una sonrisa pícara en el rostro. La noche estaba clara y estrellada, y ambos se encontraban en lo alto de una colina, rodeados por la tranquila oscuridad