Sin noticias
Hemos hecho lo que está en nuestra mano. Ni más, ni menos. Pero no hay noticias. Nadie responde. Si les llegó el mensaje no parece importarles y si no les llegó, poco importa. De todas formas esperar es lo que menos cuesta.
Hemos hecho lo que está en nuestra mano. Ni más, ni menos. Pero no hay noticias. Nadie responde. Si les llegó el mensaje no parece importarles y si no les llegó, poco importa. De todas formas esperar es lo que menos cuesta.
—Se arregló de puta madre… y dejó de beber y todo. Te lo juro… Cariño, ¿vienes? —No, tengo prisa. —¿Y me dejás así caliente como estoy? —Tengo prisa… —My bed is hot… —¡Me voy, me voy!
La velocidad es el tocino del jamón del universo.
El teléfono móvil es un zapato parlanchín.
El gato en el tejado envidia al murciélago bebiendo el plato de leche de la luna y este envidia al gato que contempla tumbado el cine de la lumbre.
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Dios sólo existe si la «aleautoridad» se lo permite.
Los hombres inventaron el trabajo para no tener que hacer el amor todo el día con su esposa, ahora que la esposa trabaja habrá que volver a desinventarlo.
Pueden los bosques cantar con oscuras gargantas Los secretos del viento y los misterios de Roma, Eclipsando la ininteligible miseria de los hombres Y la impenetrable marea de las confusas masas. Pueden romper el silencio de las dudosas hadas Y desplegar en las sombras su lóbrego lamento, La danza de
No hay poemas que me enamoren más que los míos, rosas al viento es lo que vive mi magdalena killer, en el estercolero de los oscuros vanos, curvas y caderas. En el cristalino espejo del arroyo, Narciso se encontró en éxtasis profundo, sus ojos reflejaron un ego soberbio, y en
Callemos Las nubes no se cansan de hablar. En el firmamento, las nubes despliegan su muda conversación, un diálogo sin palabras que solo el viento sabe interpretar. No se cansan de hablar, como si su discurso fuera tejido por hilos invisibles que se entretejen y desenredan en un constante flujo.
¿No es una ironía que en la calle Desengaño se juegue al bingo en los balcones? Bingo en el Balcón. La calle Desengaño se extiende bajo un cielo despejado, donde los balcones de los edificios antiguos se convierten en improvisadas mesas de bingo. Cartones llenos de números y marcadores se