Tiempo fugaz

"...puro, desnudo, inmóvil como un amante abandonado en la estación de tren."

Tiempo fugaz

De tan fugaz, algún día el tiempo acabará fugándose con otra. El tiempo siempre ha sido un amante infiel. Nunca se ha quedado quieto, nunca ha sabido de fidelidades ni de pactos eternos. Nos ha susurrado al oído promesas de infinitud, nos ha acariciado con la ilusión de que estará ahí para siempre… pero todos sabemos que, de tan fugaz, un día se irá con otra.

Quizá se fugue con el Olvido, esa musa traicionera que deshace recuerdos como un soplo de polvo en la brisa. O tal vez huya con la Nada, esa amante silenciosa que no exige, no pregunta, solo devora. Puede que el tiempo se canse de nosotros, de nuestro afán por atraparlo en relojes, calendarios y fotografías amarillentas. Puede que, harto de ser perseguido, decida largarse sin previo aviso, dejando tras de sí un universo en pausa, un caos de segundos congelados en el aire como un aplauso que nunca llega a sonar.

Y ahí quedaremos nosotros, sin pasado que nos sostenga ni futuro que nos empuje, mirándonos los unos a los otros con una pregunta en los labios: ¿Y ahora qué? Porque si el tiempo se fuga con otra, lo único que nos quedará será el presente puro, desnudo, inmóvil como un amante abandonado en la estación de tren.

Tal vez entonces entendamos que nunca fue nuestro, que siempre fue un forastero con maletas listas, un viajero que solo hacía escala en nuestras vidas. Y quién sabe, quizá sin él aprendamos, por fin, a vivir sin prisas.