Ficción
Epitafio de los epitafios
El epitafio es el pasquín más inútil que se hace un hombre.
Adéntrate en mis ficciones y descubre mundos donde todo es posible: personajes que respiran, dilemas que inquietan y tramas que te atraparán desde la primera línea. Cada historia es una puerta abierta a lo desconocido, un reflejo de lo real envuelto en imaginación. Si te gusta perderte en otras vidas, explorar emociones intensas o simplemente dejarte llevar por un buen relato, estas ficciones están hechas para ti. Lee, sueña y vive otras realidades: el lado oscuro.
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El epitafio es el pasquín más inútil que se hace un hombre.
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Nunca encontré el andamio del acróbata de mi gusto.
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¿A que no adivinas por qué me gusta conducir con la marcha metida, Vargas?
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Ah, Soledad bajo la lluvia! mi amiga se mojaba todos los días en «la dorada»… y yo era su nube.
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Es extraño las circunstancias que pueden llevarle a uno a hacer esas cosas. Quizás, si lo hubiera pensado seriamente, no estaría aquí. Pero ya no valen las lamentaciones. Estaba realmente en el Tíbet, aunque ni rastro de Leonard por ningún sitio, excepto en mi iPod, del que nunca me separo.
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Se despertó sobresaltado. La música seguía sonando en el iPod. Y era de nuevo Aretha Franklin con su Think quién le devolvía a la realidad. ¿Dónde había dejado la tableta de chocolate? Le dolía la cabeza. Le había metido garrafón, el jodido camarero, ese jodido novato le había metido garrafón
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Junto al espejo del agua, el sauce triste peina sus ramas.
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Charles Chaplin
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Junto al espejo del agua, el sauce triste peina sus ramas. Manuel Moreno
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Le dio un beso de tornillo para sujetar su amor caído.
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La teoría de la relatividad no es tan buena, ni siquiera sabe de ortopedia y juanetes.
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¿A que no adivinas por qué me gusta conducir con la marcha metida, Vargas?