PANDEMONIA
Entre tus dedos el jardín de mi espalda se entrega al abrazo silencioso de tu cuerpo, mi amor es una suave rosa que abro para ti entre mis piernas.
Entre tus dedos el jardín de mi espalda se entrega al abrazo silencioso de tu cuerpo, mi amor es una suave rosa que abro para ti entre mis piernas.
Besos jadeantes encienden mi cintura, la llama de fiebre, mi comisura vertical de vaginales labios florecidos.
La Sivaganda tuvo cuarenta hijos: Locura, Posible, Ausencia, Fe, Distancia, Tristeza, Destino, Sí, Inevitable, Amada, Mar, Plural, Belleza, Vida, Sílaba, Desnudo, Negación, Ensueño, Cítara, Polvo, Esencia, Destierro, Soliloquio, Aliento, Vacío, Mujer, Derrota, Ritmo, Jadeo, Nosotros, Guerra, Víscera, Ignominia, Embriaguez, Calle, Amor, Sangre, Comedia, Tertulia y Fin.
Mis dulces pezones de apetecido chocolate, sobre los que derramas la condensada leche de tu verga, se elevan hacia el cielo enardecidos.
Mis senos se transforman en vino y ambrosía de tus labios… Mis pezones en bayas rojas que clandestinas maduran en tu lengua.
Entras por detrás como un ladrón a robar mis preciados tesoros pero yo espero abierta… y morirás entre mis piernas como un vil ladrón, suplicando, desfallecido… y satisfecho.
Atraviesas mi cuerpo y llenas de gemidos mi garganta. Me llenas del fluido magmático y mis venas se inflaman desde el cuello a los pies. Hoy soy el arco que tensa tus certeras flechas de Sátiro o Cupido.
Perfumo mi deseo y salgo a pasear los ávidos gemidos. Arreglo mi vestido con flores de pasión y largas violetas de sonrisa. Hago volar mis sueños hasta él. Ahora abriré mi regazo de brisa cuando llegue.
Tus miradas lascivas desnudan mi cuerpo, como rosas acarician desde mis pies a mi cabeza, en mis dunas se paran empuñando su arena y yo ardo en el sol de mi desierto…
De labios escarlatas se fabrica el deseo y de pieles de seda las pasiones pero sólo con la inefable materia de tu sangre en brasas se forjan las conquistas imposibles. Sin duda te han mirado los ojos azules del destino.
El humo de mi cigarro inciensa mi inútil cuerpo, haciendo visible La Luz.
En invierno los ángeles se depilan las alas.