Migrando rápidamente a redes sociales
El gran éxodo digital, crónicas de un visionario "irfluenser" (sic)
En una tranquila oficina donde el fax aún suspiraba de vez en cuando, Don Ernesto, gerente de mercadotecnia y maestro del clipart, tuvo una revelación tras recibir un meme impreso por la impresora matricial: “¡Debemos migrar rápidamente a redes sociales!”
Como un moderno Moisés guiando a su pueblo hacia la tierra prometida del engagement, Don Ernesto convocó a su equipo en la sala de juntas, también conocida como "la cueva del PowerPoint". Allí, entre termos de café recalentado y una pizarra blanca saturada de ideas del 2009, anunció su estrategia:
—Vamos a abrir una cuenta de TikTok. También haremos lives en Instagram, memes en Twitter, y si nos alcanza el presupuesto, ¡filtramos un escándalo para hacernos virales!
El equipo lo miró con ojos de fe (y algo de pánico). La señora Matilde del área legal preguntó si “TikTok” era un medicamento nuevo. El becario, entre lágrimas y cafés, asumió que su contrato no incluía convertirse en influencer.
La transición fue tan rápida como torpe. En una semana, la empresa que antes usaba sobres manila como CRM, ahora tenía presencia en siete plataformas. Subieron su primer TikTok: un lip sync de Don Ernesto bailando “As It Was” mientras mostraba un diagrama de flujo. El video acumuló siete vistas, cinco de las cuales eran de la señora Matilde tratando de entender si era un montaje.
En Instagram, intentaron un sorteo: “Etiqueta a tu jefe favorito y gana una calculadora Casio”. Solo participó un bot ruso y un primo de Recursos Humanos.
Pero el verdadero hito llegó cuando Don Ernesto, en su obsesión por la viralidad, usó los hashtags #Yolo #NoFilter y #FreeBritney en una publicación de LinkedIn sobre regulaciones fiscales. Aquella noche soñó que Bezos le ofrecía trabajo en Amazon por su “atrevida estrategia multiplataforma”.
Al mes, el caos reinaba. El community manager desarrolló un tic nervioso cada vez que sonaba una notificación. El CEO, confundido, preguntó por qué la empresa estaba vendiendo "merch" de memes en vez de servicios. Y en una videollamada con un cliente alemán, accidentalmente activaron un filtro de perro durante toda la presentación.
Finalmente, tras una lluvia de memes internos, Don Ernesto convocó otra reunión:
—Señores, la migración ha sido un éxito. Hemos ganado 12 seguidores y perdido la dignidad. Pero eso es branding, ¿no?
Y así, la empresa aprendió que “migrar rápidamente a redes sociales” no significaba entenderlas, ni tener un plan. Pero sí dejaba anécdotas, gifs y una demanda por derechos de autor por usar la cara de Baby Yoda sin permiso.
No, amigos, no todos los que migran, llegan. Y no todos los que llegan, deberían postear, especialmente mi vecino "irfluenser" (sic).