Metodología

Metodología

Metodología ¿No suena a nombre de mujer caótica? Metodología, un nombre que se desliza por los laberintos de la lengua como una mariposa de letras, susurra un misterio en cada sílaba. Es como si la mismísima estructura de su nombre intentara aprehenderla, pero ella se escapa, juguetona, como un enigma escurridizo.

En los recovecos de su ser, se esconde la esencia del orden y el caos, una danza eterna entre la rigidez y la espontaneidad. Sus pasos son calculados, como si cada movimiento estuviera guiado por una partitura invisible, una melodía que solo ella puede escuchar. Pero a veces, se pierde en el torbellino de sus propias reglas, como una bailarina que olvida la coreografía y se entrega al flujo del instante.

Sus días son como páginas en blanco, esperando ser llenadas con fórmulas y procesos, pero también con chispas de creatividad que destellan como estrellas fugaces en el firmamento del pensamiento. Sus ojos, profundos como abismos de conocimiento, exploran el universo de las ideas con curiosidad insaciable. Siempre en búsqueda, siempre en cuestionamiento, como un río que nunca cesa de fluir.

Metodología, ¿acaso tu nombre encierra el secreto de cómo organizar el caos del mundo? ¿O eres tú misma un reflejo de la dualidad intrínseca en cada ser? Tu nombre resuena como un eco en los pasillos del tiempo, recordándonos que incluso en el orden más perfecto, late la semilla de la rebelión, y en el caos más absoluto, yace la posibilidad del descubrimiento.

Así es Metodología, un enigma encarnado, una danza entre la certeza y la incertidumbre, una oda a la búsqueda constante de la verdad en un mundo que nunca deja de sorprendernos.