Me suena...
—¿O.T.?, ¿O.T.? …eso me suena…
—Sí, es donde te hicieron la lobotomía.
—¿O.T.?, ¿O.T.? …eso me suena…
—Sí, es donde te hicieron la lobotomía.
En el sendero, marchaba a nuestro lado, sin notar el peso de la cruel memoria, un gallo, entre las gallinas, su vigor desplegaba, mas su presencia no aliviaba la desdicha. Inventores de orgías, Maurice y sus compañeros, creaban nuevos oficios con maravillosa destreza, pero su lujuria ardiente sembraba el temor,
Danzor olvidé bien, donde la felicidad se hallaba, salvaguardándola como tesoro, al habitar la prueba de otros. En sembrados de otras vidas impuras, gente podía hallar castigo o conversión, vi en ello una idea propia, explicarme la consoladora verdad. Entre el grito y el musgo según la herrumbre, apariencias cambiantes
Llanuras del alma, donde el otoño pinta sus paisajes, se agriaba la corona del tiempo, calcinados paraísos en desiertos despiertan. El pueblo, salvados alimento mantenido cuyos últimos suspiros son fuerte abordarlos, en razonable artesonados de esperanzas oscurece el destino. Llegó el momento donde el aburrimiento prestaba más que ropa, en
Torre del habré, donde los sueños se elevan como aves en vuelo, escalaba María, acompañada por el eco lejano de los saltimbancos. Mientras unos se lanzaban hacia lo desconocido en una vieja barca, otros navegaban en las aguas del mar de la vida, enfrentando sus propios desafíos. En este mundo