La irisada mosca se posó en la gris celosía del confesionario.

CARLOS GAYOL.
Ave María Purísima.

PADRE YANKE.
Sin pecado concebida.

CARLOS GAYOL.
He vuelto a pecar, padre.

PADRE YANKE.
No, no, no… yo no puedo escucharte otra vez en confesión, hijo.

CARLOS GAYOL.
Será la última vez, se lo juro, padre, he decidido reformarme.

PADRE YANKE.

CARLOS GAYOL.
¿Padre? ¿Padre? ¿Está bien?

PADRE YANKE.
¿Eh? Sí, sí… pero… ¿lo has vuelto a hacer y dices que quieres reformarte? ¿Cómo piensas que voy a creerte?

CARLOS GAYOL.
Es la última vez, se lo juro.

PADRE YANKE.
¡No jures! ¡Vete, vete, no quiero escuchar tus horrendos crímenes!

Confesionario