Aire de silencio

Aire de silencio

Hay un cielo dulce y triste en el rojo de la tarde,

que da belleza a la nube voluptuosa en la que arde.

Y bajo el malva y el rojo se han remansado los tilos

de blanco, rosado y grana en sus sigilosos nimbos.

Sosegada el agua gime, en el fondo de la fuente,

agua de callada lágrima, bajo la tierra nacida.

Tras su vesánico ensueño, entre rojos y fanales de los cielos,

luz de estrellas, plumas de ángel y en la penumbra luceros.

Por los rosales de nubes la tarde se hacía incienso.

Y, de repente, un silencio melancólico y distante,

ha temblado sobre el agua en el vacío del aire.

Es un aire de silencio, es un suave trepidar

entre cúmulos ahogados, soñolientos de la tarde;

un silencio tan difunto que llorando está por nadie

en esta triste y dorada solemnidad de los aires.