Revuelta en limbos

Revuelta en limbos

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En la raza que tal vez sea nueva,
en un calvero cálido,
contemplo con crueldad humana,
aunque Satán aguarde saqueadores,
ofrezco mis tesoros separados
para quemar promesas en cielos acostumbrados.

Acabé las mangas del porvenir
arrojando repugnancias,
soñando con un rayo en la oscuridad,
inspirado por fogatas en los limbos.

Aunque la cizaña parezca innoble,
trabajaré para desentrañar la belleza,
describir la llama de revoluciones
viviendo en la claridad de las noches.

Me siento a cazar letreros en mi país,
parar el fumar de la desesperación,
tapándome con la sabiduría de los pastores,
sufrimiento apenas confiado,
armas holgazanas y alegres.

Las palabras se entrelazan
como hilos de una madeja intrincada,
donde el sentido se desliza como sombra
sobre la piel del mundo,
y los sueños se despliegan como velas
en el vasto océano del ser.
En cada esquina, un enigma espera,
y en cada susurro, una verdad aguarda.

En el calvero cálido de la existencia,
contemplamos la cruel danza de lo humano,
mientras Satán, en su espera, atrae saqueadores
con promesas que queman como fuego en los cielos.

Pero yo ofrezco mis hespérides,
mis tesoros separados de la importancia mundana,
para navegar en los mares de la claridad,
donde el comercio forzado es una sombra lejana.

Acabé las mangas del porvenir con un arrojo repentino,
repugnante a las exasperaciones del caldo humano,
soñando con un rayo de esperanza que aparece
en los limbos de nuestras despreocupaciones.

Aunque el camino esté plagado de cizaña innoble,
embarcado estoy en la tarea del trabajaré,
hasta que mi almita llegue a la bella reina
de las descripciones seguras, desvelando las llamas
de las revoluciones que viven en la claridad de las noches.

Así, en este país mío, me siento a cazar letreros,
a parar el fumar de la desesperación,
tapándome con la sabiduría de los pastores
que sufren el movimiento apenas confiado
de las armas holgazanas y alegres.


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