Miguel

. Lee 1 minuto

—¡Evribody… Internasional stop! – gritaba, y daba besos al aire cuando pasaban los clientes con “pasta” –la contraseña del Bar Kiss, donde trabajaba- o cantaba sapore di sare, sapore di mare, sapore di te… o silbaba una melodía romanticona y de lo más cursi a los dorados y adinerados nuevos ricos y buscones que entraban al Bar Kiss.


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