Mamá Carola era “la más tierna de las chicas”, pero sólo en el sentido figurado. Piel de pimientos fritos, con cuatro ojos y rubia de bote, no se comía ni una rosca, pobrecita.

—Mamá quedó allá en la Argentina, con su mate y su pipa, y vos no sabés cuanto la echo de menos… ¿Y tu mamá como está?

—Mi mamaa me costó un huevo, te lo juro, boluda… y ni siquiera se tragó la lechesita rica…

Mamá Carola, la argentina