en este mundo tan ancho tan ajeno
en este Ser tan inescrutable y ausente
cuando en las noches las horas se linchan
y huelo la muerte tanteando mi cuerpo

evocarte me salva

entonces el pájaro que anida en tu boca
me sobrevuela con ojo predador
cae como kamikaze ebrio de sake
y se convierte en catapulta de fuegos

me salva ese dolor tan suave con el que nos tocamos
sentir los cuerpos desnudos dispuestos a arder
tu sexo que diluvia amapolas embriagantes
y mi noble madera cavando hondo entre tus muslos
hurgando en tu pequeño cráter del infierno
hasta que sobreviene un estruendo de laureles
que nos estremece como huracán hambriento
y todo el otoño se convierte en tibio pan

en este mundo tan inescrutable y ausente
en este Ser tan ancho y tan ajeno
cuando la muerte clava los colmillos de su furia
y una lluvia roja está por asfixiarme la garganta
evocarte

me salva

EVOCACIÓN