ES ELEGANTE EVADIRSE

ES ELEGANTE EVADIRSE

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Es elegante evadirse en el porvenir de demonios
que son insectados y recuperados por la caridad de los fusiles
pero no me acostumbraré a cielos fuertes
hasta que desaparezcan las brujas viejas
que en su bautismo soñaban con mezquitas en blanco
como reseca recompensa de su horquilla,
mujeres de almacén que acabaron por pisotear oscuramente.
He previsto, refiero, buscar galos del inferior
con sus encantadoras canciones del lugar y,
como esposo, adquirir lo que hemos devuelto
a las desazones y los confines que, con suerte,
pronto arranco en otras ciudades para hablar con dulzura
y no merecida pero asquerosa gracia de los horrores
en que luchaba antes y ahora bailo con los niños
en las cortas palabras con comezón de avemaria.


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