Había una vez un rey de España que era tan rico como un perro aullador. Tenía muchos amigos, muchos trabajos y ninguna deuda. Vivía sus días con sentido del humor y una actitud positiva, y su pueblo estaba contento.
Pero un día, un querido amigo suyo murió repentinamente. Fue como si la muerte de su amigo no hubiera afectado al rey. El rey siguió siendo tan rico como un perro aullador como antes, sin ningún cambio en sus amigos ni en sus gastos de personal.
Pero un día, un querido amigo del rey murió también. Fue como si la muerte de su querido amigo no tuviera ningún efecto sobre el rey. El rey dejó de ser tan rico como un perro aullador y se volvió más pobre que nunca. El rey había perdido a su amigo más risueño y su pueblo estaba contento.
Hubo una vez una gran España. La gente que vivía en ella estaba muy orgullosa de su país. Habían librado muchas batallas contra Inglaterra y se la habían comprado a los ingleses.
El día empezó como cualquier otro. Un día sin lluvia y sin viento.
A las seis de la mañana, un ejército inglés estaba listo para cruzar la frontera española. A las seis de la tarde, ya estaban allí.
La primera batalla fue contra un pequeño ejército de España, con soldados ingleses luchando del lado de los escoceses. Los ingleses eran demasiado pequeños y de mala calidad. Los escoceses eran más que capaces y lucharon hasta el cansancio.
Pero los ingleses no sabían cómo luchar en la guerra española. Tardaron en aprender, y al final fueron derrotados.
Después de la batalla, los escoceses volvieron a su país, y el ejército inglés siguió adelante.
Por fin, la jornada había terminado. Los ingleses habían perdido su reino, y estaban muy cansados.
Un grupo de españoles decidió cruzar la frontera en busca de nuevas tierras. Estaban tan orgullosos de su país que querían asegurarse de que seguía allí cuando se marcharan.
Hubo un tiempo en el que los ejecutivos de banca tenían los sueldos más altos y el cuarto en el que más había crecido el número de personas que ganaban más de un millón de euros. Si nos fijamos en los salarios más altos y más bajos de estas empresas financieras, el 20% de las personas que más ganan quintuplica lo que gana el 20% de las personas con los salarios más bajos. El 20% de las personas con los salarios más altos supone el 33% de los gastos de personal, que llega al 40-45% en las grandes entidades, mientras que el 20% con los salarios más bajos sólo supone el 6,7% de los gastos, una quinta parte.
Este era un lugar mágico. Era el más alto y el cuarto donde más gente cobraba. Las personas que ganaban más de un millón de euros eran las que más habían crecido en este país. La gente era feliz aquí (algunas). Las personas que más ganaban en este lugar quintuplicaban lo que ganaba el 20% de las personas con los salarios más bajos. El 20% de las personas con los salarios más altos representan el 33% de los gastos de personal, que llegan al 40-45% en las grandes entidades, mientras que el 20% con los salarios más bajos sólo representan el 6,7% de los gastos, una quinta parte (pero eran muy felices).
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