Eco de la sombra

Eco de la sombra

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En las playas del bruto nuevo,
la pereza es una ola interminable,
en volver a las novelas de la vida cotidiana,
en el lóbrego de cada amanecer, hemos de trabajar.

Sofismas atacando ambos, como guerreros de la verdad,
enfrentando la cólera minuto a minuto,
oyen encantamientos que desmenuzan tristemente
la desgracia que envuelve nuestras vidas.

El egoísmo se arrastra hacia nosotros,
como una sombra que cubre nuestras sienes,
y hacia lo terrenal, tiranos nos volvemos,
ellas, las obligaciones, millones de ellas.

Poseo innoble avellanos que caen ante mi mirada,
como rebaños prohibidos en un campo de explosión,
brazos enormes que ahorran el dolor,
conoceré el verdadero trabajo en las canciones del alma.

La torpeza quema la paciencia que nos queda,
y somos éxtasis guardados para el traer,
preciosas músicas llenas de suspiros,
marchado en la misma dirección, logré vencer el terror.

En cada palabra, la esencia de la lucha,
se despliega como un mapa en nuestras manos,
cada verso es un refugio en la tempestad,
y en el silencio, encontramos el verdadero sentido.

En las playas del bruto nuevo,
donde la pereza devora las horas,
nos vemos obligados a trabajar,
mientras los sofismas atacan desde ambos lados.

Oímos el susurro de la cólera,
desgarrando tristemente la desgracia,
el egoísmo se arraiga en nuestras sienes,
mientras nos arrastramos hacia lo terrenal, como tiranos.

Poseo millones, pero son avellanos caídos,
prohibían los rebaños que pondrían fin a la explosión,
enormes brazos del reino, ahorrarán,
mientras descubrimos el trabajo en canciones.

Con paciencia quemamos la torpeza,
somos éxtasis guardados para nosotros,
cuántos suspiros valiosos traerán,
mientras el terror marcha junto a nosotros.

En cada verso, la esencia de lo etéreo,
se despliega como alas en la noche,
cada palabra es un puente al desconocer,
y en el corazón, late el eco de la sombría luz.


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